Hace trece años Asha Miró de la mano de la fundación Juan Bonal se fue a Guinea Papua. Para ella ese viaje fue un soplo de aire fresco y de regeneración interior. Descubrió como viven en zonas tan lejanas y como solo a través de la educación y la formación se puede transformar, y cambiar la vida de las personas.
También descubrió, un país maravilloso que vive anclado en el pasado, pero con una alegría y dignidad envidiable. También se dió cuenta que el apadrinamiento es una forma maravillosa para compartir los bienes del primer mundo, con otros como Guinea Papua en vías de desarrollo.
La hospitalidad, la sonrisas, y la bondad de este país tocaron de lleno el corazón de Asha y para ella fue uno de los viajes más importantes de su vida. Y da gracias al destino por hacer posible el hecho de hacerlo.
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